INGREDIENTES
- pechugas de pollo (deshuesadas y sin piel)
- 2 tomates maduros
- 1 diente ajo
- queso parmesano rallado
- 2 lonchas mozzarella
- 1 huevo
- 1 chorrito leche
- pan rallado
- harina
- aceite de oliva
- sal
ELABORACIÓN
- Pela los tomates, quítales las semillas y trocéalos en dados pequeñitos. Filetea el ajo. Pon a calentar una sartén con un chorro de aceite de oliva, unas 3 cucharadas soperas. Pon los ajos en el aceite para que vaya soltando sabor.
- Añade los tomates y sálalos. Cocina durante 5 minutos y reserva. Quita el ajo.
- Bate el huevo con dos cucharadas de leche y sal.
- Pasa las pechugas por harina y sacúdelas para que caiga el sobrante. Pásalas por huevo y luego por pan rallado.
- Fríelas en aceite bien caliente y sécalas con papel absorbente.
- Precalienta el horno a 200º. Coloca las pechugas fritas sobre una fuente de horno. Ponles una cucharada de tomate a cada una, tratando de que no se vuelque por los costados. De esta manera las pechugas se mantendrán crujientes al no mojarse con el tomate.
- Espolvoréalas con abundante queso parmesano rallado y cúbrelas con la mozzarella.
- Ponlas al horno hasta que la mozzarella haga burbujitas y comiencen a tornarse de un color marrón suave. Sírvelas bien calientes acompañadas de puré de patatas, patatas fritas o arroz.